Ultraprocesados

El 80% de los alimentos de los supermercados son ultraprocesados”, es de lo que te das cuenta cuando observas las largas estanterías de cualquier supermercado ¿Y qué es un ultraprocesado? Tal vez tu respuesta sería, “alimentos que han sufrido un proceso donde se les añade, retira, mezcla y texturiza una serie de ingredientes de baja calidad y/o donde ese propio procesamiento disminuye su calidad».

Esto se traduce en un producto que se vende como alimento, pero que fisiológicamente en nuestro organismo tiene efectos perjudiciales en menor o mayor medida. Hablando de forma más entendible, los productos como refrescos, bebidas energéticas, zumos envasados, bollería, pan blanco, cereales refinados y barritas, galletas, precocinados, patatas fritas, dulces, helados y salsas, etc. Solo hay que mirar a nuestro alrededor.

También existen, eso sí, procesados buenos. “Muchas veces se dicotomiza en buenos y malos. Pero los buenos procesados, que existen, suelen ser los antiguos, los que también comían nuestras abuelas”. Pan integral, queso y conservas, para entendernos, aquello “de toda la vida”.

Si los niños que nacen ahora crecen en ambientes así, se crían creyendo que es bueno y lo normalizarán, estamos abocados a un fracaso de salud y de hábitos (refiriéndonos a eso grandes supermercados donde todo es igual).

La gente piensa que comer saludable es “estar amargado” y no es así. Desde hace tiempo mantengo el argumento de: más mercado, más volver a la pequeña tienda del barrio y menos supermercado. Hay que disfrutar mínimamente cocinando, no abriendo una bolsa de patatas envasada en plástico con colores brillantes, colocada estratégicamente de forma estudiada, para no hacer el mínimo esfuerzo y engañar nuestra vista, olfato y paladar. Comer como hacíamos cuando cocinaban nuestras abuelas, o madres, no hace tanto… Ese aroma, ese olor, ese sabor, esa naturalidad… Es lo que hay que normalizar.

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