Legumbres
Los nutricionistas recomendamos su consumo al menos tres veces por semana. Alubias, lentejas o garbanzos son parte fundamental de la dieta mediterránea tradicional. Además, cuentan con un alto contenido proteico, que oscila entre el 19% de las lentejas y el 35% de la soja. A lo descrito anteriormente, hemos de añadir que son ricas en fibra y aportan vitamina B y minerales como el calcio, el magnesio o el potasio. Y, además, no engordan por sí mismas, ya que dependen de su acompañamiento. También son una gran fuente de betaína, principal escudo de protección de células, proteínas y enzimas del estrés climatológico y ambiental. (Sobre 300 calorías cada 100 gramos (dependiendo el tipo ).
Remolacha
Especialmente ricas en folato, ayudan en la prevención de enfermedades cardíacas y anemia. Otras de sus virtudes están relacionadas con la mejora de rendimiento físico. Su zumo puede llegar a actuar como un suplemento energético gracias a la conversión de nitratos en óxido nítrico. Este óxido reduce el impacto del ejercicio de nuestro organismo, aumentando la resistencia en ejercicios de alta intensidad. ( tiene 29 calorías cada 100 gramos ).
Besugo
Este pescado blanco (semigraso) en verano y azul (graso) en invierno forma parte de muestra dieta navideña desde tiempos inmemoriales. De sus ácidos grasos omega 3 sacamos fuerza para elevar el ánimo, aliviar el dolor de nuestras articulaciones y que nuestra sangre fluya más rápido. De igual forma, resulta de ayuda para bajar el colesterol y resulta un alimento de fácil digestión. Como colofón, aporta grandes dosis de hierro, magnesio y potasio. (Tiene 99 calorías cada 100 gramos).