Demasiado glutamato daña la salud. Pero aun se permite añadir sin límites en algunos alimentos.
Para mejorar o potenciar el sabor. La industria ha convertido al ácido glutamico, un aminoácido natural de alimentos como los tomates, patatas o setas, en un aditivo para hacer más apetecibles salsas, sopas o caldos de sobre, sazonadores, algunos quesos, carnes y productos cárnicos. Búsquelo entre los ingredientes por su nombre o el de sus sales, más conocidas como glutamatos o bien por sus códigos del E-620 al E-625.
Hasta 30 mg de estos aditivos por kilo de peso corporal al día no suponen riesgo para la salud, según la última evaluación realizada por la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Ali8mentaria. Este organismo también apunta que, con los hábitos dietéticos actuales, hay consumidores que superan ese límite de referencia, lo cual podría provocarles dolor de cabeza, aumento de la presión sanguínea y de los niveles de insulina.
Para evitar problemas habría que limitar su uso sobre todo en productos de bollería fina, sopas y caldos, salsas, sazonadores, condimentos y suplementos alimenticios. En muchos de ellos la UE permite a los fabricantes añadir glutamato según su criterio.
No provoca el llamado síndrome del restaurante chino. Aunque la cocina oriental tiene fama de usar mucho glutamato monosódico, no se ha podido demostrar la relación de ese aditivo con un conjunto de síntomas como sudor, sofocos, dolor de pecho, palpitaciones, entumecimiento o cosquilleo en cara y cuello.