Las bacterias que se esconden detrás de un orzuelo son muy oportunistas: aprovechan cualquier debilidad del organismo para dar la cara. Si tus defensas están en horas bajas, sigue leyendo.

MÁS FRUTAS Y HORTALIZAS
Consume 2-3 frutas enteras al día, procurando que una de ellas sea un cítrico, y haz un hueco en tus menús a las verduras de hojas verdes, las coles y hortalizas de la huerta: pimiento, tomate, etc. Estos alimentos aportan una inyección de nutrientes vitales para nuestras defensas: vitaminas A y E, flavonoides, etc.
PESCADO AZUL
Aumenta el consumo de vitamina D; presente en el pescado azul, las setas, los lácteos enteros y los huevos. Es otra excelente medida porque mejora la regeneración de la piel y refuerza nuestra capacidad de defensas.
MOLUSCOS Y MARISCOS
Estos frutos del mar son la mejor fuente de selenio, un mineral de efecto antioxidante que pone en pie de guerra a las defensas. No tiene la exclusiva, ya que el selenio también abunda en los frutos secos (nueces de Brasil sobre todo), las legumbres y los cereales integrales.
FRUTOS SECOS Y SEMILLAS
Espolvorea tus platos con pistachos, nueces, sésamo, pipas, chía… Por su contenido en zinc y en hierro, dan un importante impulso a nuestro sistema inmune.