Seguir la tradición de las 12 campanadas ayuda a empezar el año con buen pie, y es que esta dulce y remineralizante golosina es un yacimiento de valiosos nutrientes para tu salud y la de los tuyos.
Reduce el presupuesto y gana salud
El aporte calórico de la uva queda compensado por su capacidad depurativa. Algo que no sucede con la versión deshidratada, las pasas. No sólo son más caras, sino también más energéticas – multiplican por cuatro su número de calorías -.
Pone freno al deterioro
La uva blanca supera a la negra en su contenido en quericitina, un antiinflamatorio natural que sirve de ayuda en caso de artritis, bronquitis, gripe, alergias, etc. Este compuesto también elimina los excesos tóxicos, refuerza las defensas, y mejora la circulación.
Potencia la fertilidad
Esta deliciosa fruta destaca por la presencia de vitamina E y ácido fólico, dos nutrientes que mejoran la fertilidad. Añadirla al Muesli o preparar un crumble de uvas y manzana son dos excelentes ideas.
Un endulzante natural
Con más azúcares que el caqui, el higo o el mango, esta fruta da un punto de dulzor natural al yogur, a la cuajada o a cualquier “smoothie” verde sin necesidad de añadir azúcar, miel, mermelada, etc.
La fruta de los hipertensos
Aunque no supera al tomate o al plátano, las uvas son una excelente fuente de potasio, un mineral que compensa los excesos de sal en la dieta. Las personas hipertensas que no tengan problemas de peso, deberían incluirlas en su lista de la compra. Su sola presencia reequilibra el exceso de sodio de alimentos como el queso. Ya lo dice el refrán: “Uvas con queso, saben a beso”.
Llena los depósitos de energía
Al combinar carbohidratos de rápida absorción y vitaminas del grupo B, la uva mejora el ánimo al momento y nos ayuda a reponernos del estrés y el agotamiento.
Más por menos
Es mejor optar por uvas frescas que en conserva, peladas y sin pepitas. Es precisamente en la piel y en sus semillas donde se concentran las mayores dosis de resveratrol, un gran protector del corazón.