Depende del queso.
Y más en concreto, de si el queso es artesano o industrial y del tipo de corteza que tenga.
· Si es natural, depende…
La corteza se forma espontáneamente al irse secando y su composición es similar a la del interior del queso. Aun así, no todas tienen un buen sabor y, por tanto, no siempre es recomendable comerla. Si se trata de un queso tipo brie o un rulo de cabra, por ejemplo, la corteza no solo puede comerse, sino que además aporta aromas que de quitarla se perderían. En cambio, la de quesos azules, duros o muy maduros tienen un gusto desagradable.
·Corteza artificial, mejor no.
Es la más habitual en los quesos industriales y no se forma de manera natural durante la elaboración del queso, sino que se añade después. Suele estar hechas con ceras, parafinas… Por lo que es mejor no comerla, aunque no es perjudicial para la salud. Se distingue porque suele ser rojas o negras, muy brillantes y con un aspecto plástico. Es el caso del queso godam o del Edam de bola.